La Terapia Cognitivo Conductual a diferencia de las disciplinas psicodinámicas que se centran más en el trabajo con el inconsciente, se enfoca en un nivel mas «superficial» del individuo, el pensamiento y la conducta. Así pues, constituye un modelo de intervención más centrado en el cambio de hábitos y conductas, por medio de instauración de nuevos hábitos más saludables para el individuo y reestructuración positiva y óptima del pensamiento.
Habitualemente se utiliza la biblioterapia, (libros, folletos o apuntes acerca del problema) test, formularios y autoregistros de conducta y pensamiento. El objetivo principal es aumentar o reducir conductas específicas, interacciones disfuncionales, pensamientos negativos recurrentes y gestionar saludablemente las emociones. Se suelen definir objetivos concretos a lograr y de esa forma es evaluación y/o modificación de síntomas específicos.
Intenta fomentar la independencia del paciente, enfatizando el aprendizaje, la modificación de conducta, las tareas de autoayuda y el entrenamiento de habilidades conductuales, promueve al autocuestionamiento y aplica la resolución de problemas.
Su eficacia ha sido demostrada para el tratamiento de una amplia variedad de trastornos: trastorno de pánico, agorafobia, ansiedad generalizada, TOC, fobias específicas, TEPT, depresión, hipocondría, trastornos alimentarios, adicciones, disfunciones sexuales, trastorno bipolar y algunos trastornos de personalidad.
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La terapia cognitivo conductual desde luego es una gran ayuda para esas personas que son capaces de identificar sus problemas pero no de cambiar su actitud y estado de ánimo hacia los mismos u otros.